Diferencia entre intolerancia a la lactosa y alergia a la leche

Seguro que has oído algo sobre personas con intolerancia a la lactosa y alergia a la leche y te has preguntado si esto no es lo mismo. Debería serlo, ¿verdad? Suena como lo mismo. Entonces, ¿qué te estás perdiendo y cuál es la diferencia entre la intolerancia a la lactosa y la alergia a la leche? Siga leyendo y lo sabrá para futuras referencias.

Tabla de resumen

Intolerancia a la lactosaAlergia a la leche
Afección causada por la digestión inadecuada de un azúcar en la leche.Afección causada por la reacción exagerada del sistema inmunológico a la proteína de la leche.
Se manifiesta principalmente en el sistema digestivo.Manifestado en la piel, en el sistema digestivo e incluso en el sistema respiratorio.
Los síntomas incluyen hinchazón, gases, dolorLos síntomas incluyen erupción cutánea, urticaria, hinchazón, dificultad para respirar, pérdida del conocimiento.
Las personas con intolerancia a la lactosa deben evitar los productos lácteos, aunque algunos pueden consumirlos en pequeñas cantidades.Las personas con alergia a la leche deben evitar los productos lácteos.

Definiciones

Intolerancia a la lactosa es una condición que no permite que el cuerpo digiera la lactosa adecuadamente. Este es un tipo de azúcar que se encuentra en la leche y en todos los demás productos lácteos. Se supone que el intestino delgado produce lactasa, una enzima necesaria para descomponer la lactosa, pero en este caso no produce suficiente. En su estado no digerido, la lactosa se mueve a través del colon causando síntomas como gases, hinchazón y dolor. Los síntomas suelen aparecer unos 30 minutos después del consumo de productos lácteos.

Esta es una condición incómoda que hace que el individuo busque fuentes alternativas de calcio. También puede variar en manifestación, ya que algunas personas intolerantes a la lactosa pueden comer y beber productos lácteos en pequeñas cantidades sin tener problemas.

La intolerancia a la lactosa puede ser hereditaria, puede manifestarse en un solo individuo o puede ocurrir después de una cirugía o enfermedades del estómago que pueden hacer que el intestino delgado detenga o reduzca la producción de lactasa.

Alergia a la leche es una alergia alimentaria, es decir, una reacción exagerada del sistema inmunológico a un tipo específico de proteína. La proteína de la leche de vaca, en este caso, es vista por el cuerpo como dañina y desencadena una serie de reacciones que varían de leves a graves, con un shock anafiláctico potencialmente mortal. Las personas con esta afección y manifestaciones graves deben asegurarse de tener siempre a mano una inyección de epinefrina para situaciones extremas. Entre los síntomas más leves podemos mencionar hinchazón, erupciones cutáneas, urticaria, picor. Los síntomas más graves incluyen sibilancias, diarrea, calambres, dificultad para respirar e incluso pérdida del conocimiento.

Muchos niños experimentan síntomas de alergia a la leche a edades tempranas, pero eventualmente superan la afección. Sin embargo, las personas que no lo superan deben evitar los productos lácteos durante toda su vida. Tendrán que leer las etiquetas de la mayoría de los productos para asegurarse de que no contengan leche.

Intolerancia a la lactosa frente a alergia a la leche

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre la intolerancia a la lactosa y la alergia a la leche?

La intolerancia a la lactosa es el resultado de que el cuerpo no produce una enzima y de que la leche no se digiere correctamente. Sus síntomas son principalmente incómodos y se localizan en el estómago. Por lo general, desaparecen una vez que el contenido del azúcar no digerido sale del intestino. La alergia a la leche, por otro lado, implica reacciones más graves. Es una manifestación del sistema inmunológico y, en casos extremos, se requiere intervención médica y vacunas para salvar la vida de una persona.

Una persona puede nacer con cualquiera de las dos afecciones, aunque la alergia a la leche generalmente se supera con la edad. Además, las personas cuyos intestinos han sufrido algún tipo de shock, como una enfermedad o una cirugía, pueden tener episodios de intolerancia a la lactosa, que pasan una vez que el intestino delgado recupera su función. En ambos casos, se recomienda evitar la leche y los productos lácteos.

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